La ecología poblacional de Malthus

Publicación: Malthusianismo la lucha por la existencia como medio de control de la población

Malthus introdujo el concepto de que la demanda de recursos naturales requeridos por una población que aumenta en determinado momento tiene que exceder el suministro; por ejemplo, si una población crece de manera exponencial, esto resulta en un incremento en la competencia por los medios de subsistencia, alimentos, refugios, etc. Este concepto ha sido denominado la "Lucha por la Existencia".
Según Malthus, la superficie terrestre limita inexorablemente la producción alimenticia, y los límites de ésta determinan sin piedad el número de hombres que el mundo puede contener. Este tema de la tierra va a conducir a la temática contemporánea de la ecología. Tema este que tiene raíces históricas notables. Centrada sobre la expansión, incluso la agresión, el imperialismo británico se traduce en políticas de conquistas territoriales y de explotación de recursos naturales. Por su parte, los Estados Unidos no esperan el fin de la Guerra de Secesión para poner en práctica la doctrina mesiánica del Destino manifiesto. La anexión de Florida, Texas, California, las guerras de Cuba y Filipinas, la separación de Panamá y Colombia, etc. permiten comprender la importancia de las "zonas de influencia", de las "fronteras" movibles, "cotos de caza reservados" - y de lo que las geopolíticos alemanes pronto llamarán el "espacio vital".
La ecología poblacional gusta de considerar a la ley de Malthus como uno de sus pilares principales. Según esta ley cuando las tasas de natalidad o mortalidad son constantes, una población crecerá (o decaerá) a una proporción exponencial.
Así, la Ley de Malthusian describe cómo las poblaciones crecen o se reducen cuando nada más sucede. "Describe la situación predefinida para las poblaciones - cómo se comportan en ausencia de cualquier factor que las perturbe (Ginzburg y Colyvan, 2004)".
Ginzburg (1986) señaló que la Ley de Malthusian desempeña un papel en la ecología similar al de la Primera Ley de Newton en la física. Antes de Galileo y Newton, Aristóteles afirmó que el estado predefinido de todos los objetos era el reposo, y que el movimiento sólo ocurría cuando se aplicaba fuerza a un objeto. Sir Isaac Newton, sin embargo, demostró lo contrario: que el movimiento uniforme era el estado predefinido y que el movimiento no uniforme y el reposo normalmente ocurrían sólo cuando se aplicaba fuerza a un objeto. Su primera ley incorpora el concepto de inercia que es "la tendencia de un cuerpo a resistirse al cambio de su velocidad (Bordillos, 2001b)".
Al igual que la Primera Ley de Newton, la Ley de Malthusian señala que el estado predefinido de una población no es el reposo (es decir una población constante), sino el movimiento (es decir el crecimiento o declive exponencial); y que cuando las poblaciones no crecen o disminuyen exponencialmente es porque una fuerza externa (es decir algo en el ambiente) está alterando las tasas de natalidad y/o mortalidad (Ginzburg, 1986, Ginzburg y Colyvan, 2004). Esta fuerza externa (del medio ambiente) puede ser un factor abiótico o un factor biótico, tal como "el grado de aglomeración inter-específico y las densidades de todas las demás especies en la comunidad que podrían interactuar con la especies focal (Turchin, 2003). "
Volviendo a la época de Malthus, resulta que la posición del reverendo no era la del conjunto de la burguesía. Los representantes del capitalismo en ascenso, conscientes de la dinámica expansiva del sistema, de la tendencia permanente a aumentar la producción de todo, se convencieron muy pronto de la impertinencia de las tesis de Malthus. Para el siglo XIX (y aquí incluimos no sólo a los pensadores burgueses sino también a los pensadores revolucionarios como Marx y Engels), el desarrollo de la técnica permitiría al ser humano, a largo plazo, un dominio total de la naturaleza. En cierto sentido no se equivocaban, en esa época no se veían límites objetivos que la naturaleza pudiera poner y existían muchos recursos energéticos que todavía no se utilizaban más que marginalmente. Inclusive, hoy día, ciertos representantes de la burguesía, en particular la tendencia ultraliberal ilustrada por el semanario inglés The Economist, mantienen esa posición, lo que se refleja en las dos referencias a esa revista citadas en el artículo de Bennetti.
Sin embargo, la sola existencia, sobre todo en los países imperialistas, de movimientos ecologistas que cuestionan la destrucción del medio ambiente producido por el desarrollo desmedido, por la industrialización y hasta por la extensión de las tierras de cultivo, plantea la necesidad de estudiar estos problemas. Se trata de peligros reales o tan sólo de un planteo nostálgico de volver a otros tiempos en los cuales se vivía "en armonía con la naturaleza", más precisamente, volver al paraíso terrenal?
La tecnología del control de la natalidad que se inició apenas en 1960 con la síntesis de la progesterona dio inicio al proceso de regular el índice de natalidad; lo cual representa la posibilidad de cambiar el curso natural, para poder llegar a tener la cantidad de habitantes adecuada de acuerdo al ecosistema. Además nos abre las puertas para a pensar y actuar con las herramientas de la ecología. Antes del control natal se tenía la idea de que la pobreza se debía a una mala distribución de la riqueza o a un injusto reparto de las ganancias de las empresas, en donde el patrón se apropiaba de la plusvalía; o al mal sistema de gobierno. Ahora con el control natal podemos observar que la pobreza es un fenómeno ecológico debido a un acelerado crecimiento poblacional que devalúa el precio de la mano de obra.

El control de la natalidad fue la propuesta de T. R. Malthus como principal solución al problema de la pobreza. En sus tiempos de 1800, no era posible lograrlo de ninguna manera más que la abstención voluntaria de las relaciones sexuales. En el capítulo de la ecología de las poblaciones del libro de Sutton, podemos observar los factores de competencia que se suscitan cuando la población ha abarcado las posibilidades alimenticias del hábitat; éstos son comparables al drama que los humanos padecemos.
El control de la natalidad mostró la evidencia de que el fenómeno de la pobreza es ecológico y no moral; esto nos ha abierto la puerta a una metodología para observar los fenómenos sociales con las herramientas de la ciencia de la ecología. La introducción de la ecología en la sociología brinda una perspectiva novedosa, que contempla las ventajas de aplicar el control de la natalidad y muestra la importancia de diseñar el hábitat donde han de habitar los humanos para la salud y desarrollo de los individuos en la sociedad.
Es fundamental el estudio de la ecología de las poblaciones para conocer las herramientas metodológicas y los factores que se consideran. El mundo de los seres humanos está amenazado por la explosión demográfica; esto es debido a que el control de las enfermedades fue introducido décadas antes que la tecnología del control de la natalidad, lo cual frenó la mortalidad y disparó el crecimiento poblacional. El control de la mortalidad como lo llama, Aldox Huxley en su libro “Retorno al mundo feliz” nos dice:

“El control de la mortalidad es una tecnología barata comparada con el precio de la introducción del control de la natalidad. Regular los fallecimientos es algo que puede ser procurado a todo un pueblo por unos cuantos técnicos a sueldo por un gobierno benévolo. Regular los nacimientos depende, en cambio, de la cooperación de todo un pueblo entero. Esta regulación debe ser practicada por incontables individuos, a los que se reclama más inteligencia y poder de voluntad de los que poseen la mayoría de los prolíficos analfabetos del mundo, y un gasto de cantidades superiores a las que la mayoría de esos millones pueden destinar a tal fin.
En el mundo contemporáneo real, el problema de la población no ha sido solucionado. Por el contrario, se está agravando y haciendo más formidable con cada año que pasa. Es con este sombrío telón de fondo biológico como se está representando todos los dramas políticos, económicos, culturales, y psicológicos de nuestro tiempo. A medida que avanza el siglo XX y que los nuevos miles de millones de seres humanos se añaden a los existentes, este telón de fondo biológico avanzará, cada vez más insistente, cada vez más amenazador, hacia el frente y centro del escenario histórico. El problema de una población en rápido crecimiento en relación con los recursos naturales, la estabilidad social y el bienestar de los individuos es actualmente el problema central de la humanidad. Seguirá siendo el problema central del próximo siglo y tal vez por varios siglos más.
A medida que poblaciones grandes y crecientes presiona más duramente en los recursos disponibles, la posición económica de la sociedad sometida a esta prueba se hace más precaria. Esto reza especialmente para esas regiones atrasadas donde una repentina declinación, motivada por la penicilina, el agua limpia y el DDT,( redujeron) el índice de mortalidad (el cual) no ha sido acompañado por el correspondiente descenso en el índice de natalidad.
¿Cómo está haciendo frente la humanidad al problema de sus cifras de rápido aumento? No con mucha fortuna. Tenemos dos alternativas: por un lado, el hambre, la peste y la guerra; por otro, la regulación de los nacimientos”.

Esto que menciona Aldoux Huxley es ilustrado en Ecología como demostáto, en el cual la retroalimentación negativa por el hambre, la guerra y la peste, produce una declinación en la población, la cual posteriormente, encuentra una nueva situación de abundancia de recursos disponibles y vuelve a incrementar su número hasta que los recursos se agotan provocando nuevamente el mismo ciclo de hambre guerra y peste. Dicho ciclo solamente puede ser revertido con el control de la natalidad. En el libro de Sutton se pueden estudiar los factores de la ecología de las poblaciones ampliamente.
Con la emigración a las ciudades por las clases miserables del campo, que es todo un fenómeno de nuestros tiempos (ejemplo de ello es que actualmente el 80% de la población vive en las zonas urbanas), los emigrantes se enteran del control natal y de alguna manera lo aplican, Con ayuda de los organismos gubernamentales de salud y algunas fundaciones filantrópicas. Esta es la forma en que se está controlando la natalidad, por que las ciudades registran un crecimiento poblacional natural, mucho menor que el de la clase rural.
El exceso de nacimientos ocasiona que la mano de obra se devalúe, y la pobreza se agudice. Al reducirse el poder adquisitivo se frena la economía, se reduce el ahorro, se reduce el desarrollo empresarial, etc. Es catastrófico el que la natalidad esté en este momento a razón de duplicar la población mundial al doble en tan solo 35 años. También es escalofriante pensar que la mitad de las mujeres en el mundo todavía no empiezan a procrear.
Solamente los chinos han tenido una solución inteligente al permitir un solo hijo por mujer y esto después de que las mujeres han cumplido los 26 años de edad. Con ese plan como se muestra en la gráfica siguiente la población puede reducirse, pero solamente después de que la mitad de las mujeres procreen, lo cual va a aumentar la población a un 25% más, para posteriormente empezar a declinar. De manera que aún con este plan, dentro de los próximos 60 años, la tierra contará con el mismo número de habitantes que hoy tenemos, para caer después rápidamente. Bajo este esquema, en 300 años el planeta podrá tener el 10% de la población que hoy le habita.
El fenómeno de reducir la población presenta situaciones interesantes e inimaginables, pero se podrían mencionar algunas como:
Cada individuo heredaría lo de sus padres y la segunda generación contaría además con la herencia de los abuelos.
La vivienda iría sobrando, quedando como ruinas arqueológicas
El precio de la mano de obra sería mayor al reducirse la oferta
El capital per–cápita aumentaría
Aumentaría el ahorro
Las empresas se desarrollarían
No habría desempleo
Sobrarían escuelas, hospitales, deportivos, y mucha más infraestructura
La fauna y la flora de nuevo tomarían su lugar

Lo contrario de este proceso es conocido como “la plaga humana” que carga los siete caballos del Apocalipsis y que actualmente es capaz de duplicarse en tan solo 35 años.
Sir Julian Huxley siendo director de la UNESCO, en su libro “La crisis humana” (1960) nos dice:

“A mi juicio, el problema demográfico mundial es el más importante y más grave de todos los problemas que ahora agobian a la especie humana. Este problema fue propuesto por el reverendo Malthus, quién fue el factor que llevó tanto a Darwin como a Wallace, cada uno por su lado, a la idea de la selección natural. Cierto día de 1838, ocurrió algo que el autor relata con frase encantadora. Se me ocurrió leer por entretenimiento Malthus on Population. Como resultado de esta lectura, surgió en su mente la idea de la selección natural. La idea de Malthus era que la población tiende a crecer en proporción geométrica, según un índice de interés compuesto, pero los medios que permiten mantener a esta población tienden a crecer de acuerdo a un índice muy inferior.
Si el hombre no consigue controlar el índice de crecimiento, es posible que pierda el derecho a denominarse el señor de la creación y se convierta en cáncer de todo el planeta, un cáncer que devorará los recursos terrestres y exterminará al propio ser humano, o por lo menos frustrará sus esperanzas evolutivas.
A menudo se ha sugerido que la industrialización puede aportar una solución al exceso demográfico en los países subdesarrollados. Pero si el número de niños que nacen es excesivamente elevado, gran parte del capital financiero y de conocimiento humano se consagrará a alimentar, educar, albergar y cuidar a los niños que están creciendo, y no quedarán recursos adecuados para realizar las inversiones de capital necesarias en el proceso de industrialización.
Todos los organismos que prestan ayuda de asistencia financiera o técnica a los países subdesarrollados, trátese de organizaciones oficiales de la ONU o el banco mundial, la F.A.O., la Organización Mundial de la Salud, o la UNESCO; o de organismos gubernamentales como los que aplican el plan Colombo y el plan de la Asociación Norteamericana de Desarrollo Internacional; o de fundaciones privadas como Ford o Rockefeller, deben contemplar esta cuestión y sus implicaciones en relación con todas las solicitudes de ayuda. Los organismos que prestan ayuda deben considerar el préstamo demográfico de los países que lo solicitan, por que si su índice de crecimiento demográfico es excesivamente elevado la ayuda financiera se malgastará, diluyéndose en el excesivo incremento de población. El organismo que presta ayuda debe sugerir, con tacto pero firmemente, la conveniencia de trazar una política de población destinada a disminuir el índice de incremento, y debe asignar parte de la ayuda a la aplicación de dicha política.
Además las naciones avanzadas y privilegiadas deben proponer a sus economistas y científicos sociales la tarea de elaborar vías y métodos para suministrar incentivos económicos y sociales que promuevan un índice más bajo de incremento demográfico. Es indudable que mediante asignaciones familiares, impuestos diferenciales u otras medidas sería posible crear métodos económicos y sociales que ejercieran presión a favor de la disminución del número de habitantes. También es necesario ejercer presión sobre las Naciones Unidas y sus organismos. Por ejemplo, en dos ocasiones se propuso que la Organización Mundial de la Salud tuviese en cuenta la densidad demográfica como factor que afectaba a la salud del mundo. En ambos casos se rechazo la propuesta. Este caso constituye un escándalo internacional. A firmar que la presión demográfica no afecta la salud equivale a sostener un verdadero absurdo.
También debemos procurar la realización de otras medidas deseables. Debemos crear organismos demográficos nacionales de carácter oficial y grupos de ciudadanos que ejerzan verdadera influencia como centros de presión y orientación. Además todas las universidades deberían de también dar cátedras de demografía. Y, por supuesto, debemos cuidar que se dé adecuada publicidad al problema de la población.
Margaret Mead ha propuesto que las universidades organicen “cátedras del futuro” y yo sugerí que debemos considerar la ciencia de las posibilidades humanas como uno de los campos principales de la investigación científica. Estas medidas no sólo nos ayudarían a hallar la adecuada motivación principal para la futura acción conjunta de la humanidad, sino que también suministrarían el rumbo de nuestro avance futuro en este inexplorado pero fecundo territorio de la existencia”.

La propuesta tecnológica que la Ecología sugiere es la de controlar la natalidad y también el generar hábitats tecnificados, ambos brindan la solución y la perspectiva del futuro, en donde esta tecnología tendrá un desarrollo para lograr la máxima adaptación a nuestro medio ambiente. Dicha tecnología es la tarea a seguir, sin ella somos incongruentes con nuestra supuesta inteligencia y capacidad científica.La ecología poblacional de Malthus

Alimentos: preços rumo à estratosfera






por Sabina Zaccaro, da IPS
1100 Preços rumo à estratosfera
FAO 2011: Os preços dos alimentos continuarão crescendo.

Roma, Itália, 11/10/2011 – A volatilidade e os altos preços dos alimentos provavelmente continuarão no próximo ano, podendo até mesmo piorar, tornando ainda mais vulneráveis os agricultores pobres, alerta um estudo conjunto de três agências da Organização das Nações Unidas (ONU). Os pequenos países dependentes das importações, especialmente os africanos, são os que correrão maiores riscos.
“Muitos ainda enfrentam graves problemas depois das crises econômica e alimentar de 2006-2008”, disseram a Organização das Nações Unidas para a Agricultura e a Alimentação (FAO), o Fundo internacional de Desenvolvimento Agrícola (Fida) e o Programa Mundial de Alimentos (PMA), na divulgação de seu informe “O estado da insegurança alimentar no mundo 2011”, realizada ontem.
“A principal razão da crescente volatilidade de preços é que a oferta não consegue alcançar a demanda”, explicou à IPS o economista George Rapsomanikis, da FAO. “Acontece que temos um firme crescimento da demanda, em sua maior parte devido ao aumento da população, e também uma mudança na dieta dos habitantes das economias emergentes, que estão mudando gradualmente e incluindo mais carne e grãos”, acrescentou Rapsomanikis.
“Por outro lado, os níveis mundiais de reservas ficam cada vez mais baixos, inclusive do que costumavam estar há dez anos, e, se houver algum golpe externo contra o mercado, haverá volatilidade. Assim, mercados mais estreitos significam mais volatilidade no futuro”, alertou Rapsomanikis.
Os preços altos são o principal fator da insegurança alimentar no planeta, segundo o estudo das três agências da ONU com sede na capital italiana. A volatilidade faz com que tanto os pequenos produtores quanto os consumidores pobres sejam mais vulneráveis diante da pobreza, e as idas e vindas de curto prazo podem, no longo prazo, ter impacto no desenvolvimento.
As oscilações dos preços e a queda do consumo de alimentos podem reduzir a ingestão de nutrientes fundamentais para crianças nos seus primeiros mil dias de vida, o que determina, em grande parte, seu futuro desenvolvimento. O desequilíbrio dos preços afeta países, populações e famílias de maneira muito diversa. Segundo o informe, os mais expostos são os pobres da África, onde o número de desnutridos subiu 8% entre 2007 e 2008.
“As nações que importam alimentos serão as mais vulneráveis. As de baixa renda, compradoras de alimentos, sofrerão especialmente em razão dos preços muito altos da importação. E não podem planejar seu próprio futuro. Se os preços mundiais são voláteis, então é muito difícil planejar”, disse Rapsomanikis.
O informe também concluiu que o aumento na produção de biocombustíveis representa uma carga adicional no sistema alimentar. A volatilidade de preços pode aumentar na próxima década devido aos crescentes vínculos entre o mercado agrícola e a energia, segundo Rapsomanikis. “Há mercados e mercados. O Brasil utiliza a cana-de-açúcar para produzir etanol. Na União Europeia temos sementes oleaginosas, e nos Estados Unidos temos o milho”, acrescentou o economista.
“Os Estados Unidos são os maiores importadores de milho, e cerca de 30% da produção se transformam em etanol. Já que tanto o mercado de energia quanto o de alimentos utilizam milho como insumo, se houver algum impacto no mercado petrolífero este rapidamente se transmitirá ao de alimentos”, detalhou Rapsomanikis.
O informe também diz que os investimentos em agricultura continuam sendo fundamentais para uma segurança alimentar sustentável de longo prazo, e pede aos governos que facilitem e aumentem o fluxo de capitais no setor. “A primeira coisa que os governos deveriam fazer é aumentar os investimentos no setor agrícola”, disse o especialista da FAO à IPS.
“Pelas nossas estimativas anteriores, para poder cobrir a demanda de produção, os capitais precisam aumentar 50% nos países em desenvolvimento”, afirmou Rapsomanikis. “E isto inclui investimentos em insumos, fertilizantes e extensão de serviços. Trata-se de ter acesso a instalações, mercados e armazenagem, em todo o sistema alimentar. E também são necessários investimentos em bens públicos, como em infraestrutura do transporte, das comunicações e em projetos de irrigação, sobretudo na África”, ressaltou.
As principais áreas para esses investimentos, segundo o informe, são irrigação custo-efetivo, práticas melhoradas de administração de terras, desenvolvimento de melhores sementes por meio da pesquisa. “Isto ajudaria a reduzir os riscos de produção que os agricultores, especialmente os pequenos, enfrentam, e a mitigar a volatilidade de preços”, diz o estudo.
O setor privado também pode ser de ajuda. Segundo a FAO, parte desses investimentos pode vir da ajuda oficial ao desenvolvimento (ODA), mas esta não é suficiente, porque se manteria uma brecha de financiamento. “A ODA está diminuindo, e a parte destinada à agricultura é apenas de 4%”, disse Rapsomanikis. “O necessário, além da ODA e dos gastos nacionais em agricultura, é a participação do setor privado. E não apenas as empresas. Os agricultores também são o setor privado”, afirmou.
“Os países deveriam criar um clima ótimo para incrementar os investimentos privados para obter um crescimento da produtividade por meio de boas políticas estruturais e financeiras e sistemas efetivos de governo. Isso criaria um ambiente estimulante para que as pessoas invistam”, acrescentou o economista.
No entanto, os pequenos agricultores enfrentam tantas dificuldades que é difícil vê-los como investidores. “Muitos pequenos agricultores não estão integrados ao mercado, não têm acesso à exportação nem a insumos, tampouco à tecnologia ou aos financiamentos ou créditos. É por isto que os governos e o setor privado deveriam ajudar por intermédio de sociedades público-privadas a fornecerem infraestrutura de transporte para os agricultores que se encontram em áreas isoladas”, diz o informe.
A FAO estimou em 925 milhões o número de famintos no mundo no ano passado. No período 2006-2008, esta agência os havia calculado em 850 milhões. O informe esclarece que “a metodologia usada pela FAO para calcular a prevalência da fome está atualmente sob revisão”, e, portanto, não apresentou uma estimativa para este ano.

Reportagem: Envolverde/IPS

Reportage: FAO  (ENG)   (FRA) (ITA)


Los responsables de las organizaciones de la ONU en Roma piden actuar con contundencia

Foto: ©FAO/Paballo Thekiso
El alza de precios es uno de los factores que más influyen en la inseguridad alimentaria a nivel mundial
10 de octubre de 2011, Roma - La volatilidad y los precios elevados de los alimentos continuarán y posiblemente se incrementen, haciendo que los agricultores, consumidores y países pobres sean más vulnerables a la inseguridad alimentaria y la pobreza, según advirtieron las tres organizaciones de Naciones Unidas con sede en Roma en un nuevo informe sobre el hambre en el mundo hecho público hoy.

Los países pequeños dependientes de las importaciones -en particular en África-, son los más amenazados. Muchos de ellos sufren todavía graves problemas como consecuencia de la  crisis económica y alimentaria mundial de 2006-2008, indican en El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo (SOFI, por sus siglas en inglés) un informe anual que este año han producido conjuntamente la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

Estas crisis, incluyendo la del Cuerno de África, "están dificultando nuestros esfuerzos con miras a alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) de reducir a la mitad la proporción de personas que sufren hambre en el mundo para 2015", alertan en el prólogo del informe los responsables de los tres organismos: Jacques Diouf (FAO), Kanayo F. Nwanze (FIDA) y Josette Sheeran (PMA).

Situación inaceptable"Pero si incluso se alcanzasen los ODM en 2015, en los países en desarrollo seguiría habiendo unos 600 millones de personas subnutridas. El hecho de tener 600 millones de seres humanos que padecen hambre todos los días no puede jamás ser aceptable", señalan.

"Toda la comunidad internacional debe actuar ya y hacerlo de forma enérgica para erradicar la inseguridad alimentaria del planeta", añaden. 

"Los gobiernos deben asegurarse de que se cuente con un entorno normativo transparente y previsible que promueva la inversión privada y favorezca el aumento de la productividad agrícola. Debemos reducir el despilfarro de alimentos en los países desarrollados a través de la educación y las políticas adecuadas y reducir las pérdidas de alimentos en los países en desarrollo impulsando las inversiones en toda la cadena de valor, especialmente en la elaboración poscosecha. Es fundamental llevar a cabo una gestión más sostenible de nuestros recursos naturales, forestales y pesqueros para la seguridad alimentaria de muchos de los miembros más pobres de la sociedad", continúan los responsables de los tres organismos.

Los precios permanecerán elevadosEl informe de este año se centra en los precios altos y volátiles, identificados como factores que contribuyen de forma importante a la inseguridad alimentaria a nivel mundial y fuente de grave preocupación para la comunidad internacional.

"La demanda de los consumidores en los países con economías en rápido crecimiento aumentará, la población continúa creciendo, y si prosigue la expansión de los biocombustibles el sistema alimentario se verá sometido a demandas adicionales", señala el informe.

Además, la volatilidad de los precios alimentarios puede incrementarse en la próxima década debido a los vínculos más estrechos entre los mercados agrícolas y los energéticos, y el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos.

Pequeños campesinos y consumidores pobresLa volatilidad de los precios hace que tanto los pequeños agricultores como los consumidores pobres sean cada vez más vulnerables a la pobreza, al tiempo que las variaciones de precios a corto plazo tienen consecuencias a largo plazo en el desarrollo, según el informe. Los cambios en los ingresos debido a las fluctuaciones de los precios llevan a un menor consumo de alimentos que puede reducir la ingesta de nutrientes esenciales por los niños durante los primeros mil días de vida desde la concepción, lo que causa una reducción permanente de su capacidad futura para obtener ingresos, y una mayor probabilidad de pobreza futura, con un impacto negativo en el conjunto de la economía.

Pero las oscilaciones de los precios afectan a los países, poblaciones y familias de formas muy diferentes, indica el informe. Los más expuestos son los pobres y vulnerables, en particular en África, en donde el número de personas desnutridas se incrementó en un 8 por ciento entre 2007 y 2008, mientras que se mantuvo prácticamente constante en Asia.

El informe explica que algunos países grandes lograron blindar sus mercados alimentarios de las turbulencias internacionales a través de una combinación de restricciones comerciales, redes de seguridad para la población pobre y utilización de las reservas alimentarias. Sin embargo, el aislamiento comercial aumentó el nivel de los precios y su volatilidad en los mercados internacional y agravó el impacto de la escasez de alimentos en los países dependientes de las importaciones.

Inversiones a largo plazoMientras tanto, economías más fuertes y unos precios de los alimentos elevados suponen incentivos para incrementar las inversiones a largo plazo en el sector agrícola, lo que puede contribuir a mejorar la seguridad alimentaria a más largo plazo. Cuando los campesinos reaccionan a los precios altos con un incremento de la producción, es esencial aprovechar su respuesta a corto plazo aumentando las inversiones en la agricultura, con énfasis en las iniciativas dirigidas a los pequeños agricultores, que son los principales productores de alimentos en muchas zonas del mundo en desarrollo.

Al mismo tiempo, las redes de seguridad selectivas son cruciales para mitigar la inseguridad alimentaria a corto plazo. Tienen que ser diseñadas con antelación consultando con la población más vulnerable.

El informe insiste en que invertir en la agricultura sigue siendo fundamental para alcanzar una seguridad alimentaria sostenible y a largo plazo. Las áreas clave dónde destinar esas inversiones serían sistemas de riego eficaces con respecto a los costos y prácticas mejoradas de gestión de la tierra y mejores semillas desarrolladas gracias a la investigación agrícola. Ello ayudaría a reducir los riesgos de producción a los que se enfrentan los campesinos, en especial los pequeños agricultores, y a reducir la volatilidad de los precios.

Iniciativa privadaLas iniciativas privadas de millones de agricultores y empresarios rurales supondrán el grueso de la inversión agrícola. Los elevados precios alimentarios han supuesto igualmente un incentivo para el incremento de las inversiones por parte de los inversores corporativos (incluyendo las entidades transnacionales públicas y privadas) en todas las etapas en la cadena de valor agrícola. Es importante que las inversiones tengan en cuenta y respeten los derechos de los actuales usuarios de las tierras y los recursos naturales conexos, beneficien a las comunidades locales, promuevan la seguridad alimentaria y la sostenibilidad ambiental, contribuyendo además a la mitigación del cambio climático y la adaptación a sus efectos.

Junto a un incremento de la inversión, una mayor previsibilidad de las políticas y apertura general al comercio será más eficaz que otras estrategias como la prohibición de las exportaciones, según el informe. Las políticas comerciales restrictivas pueden proteger los precios domésticos de la volatilidad de los precios internacionales, pero estas restricciones a menudo incrementan también la vulnerabilidad a los vaivenes de la producción interna, con lo que no se logra reducir la volatilidad de los precios domésticos. Las políticas comerciales restrictivas presentan además el riesgo de incrementar la volatilidad y los precios en los mercados internacionales.

El cálculo realizado por la FAO del número de personas hambrientas para 2010 permanece en 925 millones. Para el período 2006-2008 la cifra se estimaba en 850 millones. La metodología que utiliza la FAO para evaluar la prevalencia del hambre se encuentra actualmente en fase de revisión, por lo que no se ha elaborado una nueva estimación en 2011. 

Un mundo de hambre en medio de la abundancia

Publicado por Cruz Roja: 22 septiembre 2011 10:44 CET
Julien Goldstein/FICR
Bekele Geleta, Secretario General de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, organización que publica el Informe Mundial sobre Desastres cuya edición de 2011 tiene por tema la crisis mundial de alimentosEn la gama de problemas cada vez más amplia que afrontamos, pocos me desvelan más que uno de los más viejos y persistentes: el hambre. Siendo etíope, vi con mis propios ojos aquella terrible hambruna que aquejó a mi país a mediados de la década de 1980 y sé lo que significa la inanición para la gente.

Hoy, en 2011, es para mí desconcertante y desalentador que aunque se disponga de más alimentos por todas partes, los rendimientos agrícolas hayan aumentado  enormemente y en el mundo entero 1.500 millones de personas sean calificadas de obesas, aún haya otros 925 millones que padezcan de hambre crónica, es decir, más que a principios de la década de 1970 .

El 15 por ciento de la población mundial se acuesta con hambre. La mayoría en las regiones de Asia-Pacífico, sobre todo en el subcontinente indio, y el África subsahariana. Cada año, 3.000.000 de niños mueren de desnutrición antes de cumplir cinco años.

Tenemos que ser claros en lo que respecta a la terminología; “subnutrición”, quiere decir exactamente eso. En sentido estricto, “malnutrición” puede significar carencia o exceso de alimentación, así como dieta desequilibrada por falta de vitaminas y minerales esenciales. Por consiguiente, lo correcto desde el punto de vista técnico, es decir que en 2011 nos encontramos con una epidemia de malnutrición en todas sus variantes.

Mientras casi 1.000 millones de personas luchan por procurarse suficiente comida, otros 1.500 millones se debaten con lo que en Occidente se ha dado en llamar un “problema de peso”.

Dondequiera que usted viva, tal vez haya notado que, últimamente, el precio de su compra semanal está por las nubes. De hecho, tal como se desataca en nuestro Informe Mundial sobre Desastres 2011, los precios mundiales de los alimentos alcanzaron los mismos picos que en la crisis de 2008 que provocó disturbios políticos por todo el mundo. Para la mayoría de las personas de los países ricos, no para todas, eso puede ser solo un inconveniente que requiere ajustar un poco el presupuesto familiar, pero por esos aumentos, decenas de millones de personas de los países pobres se encuentran verdaderamente al borde de la supervivencia.

Cabe señalar que los países ricos ya no son inmunes al hambre. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos informó que en 2010 se gastaron casi 70.000 millones de dólares en cupones de alimentación para 40 millones de estadounidenses pobres. Además, unas 240 organizaciones forman parte de la Federación Europea de Bancos de Alimentos que recuperan alimentos excedentarios de la industria y los restaurantes para distribuirlos a los pobres y operan en una veintena de países.
¿Y acaso no es escandaloso que, según estimaciones, se pierda o desperdicie el 30 por ciento de los alimentos que se producen en el mundo? Seguro que esa cifra chocará a los niños que aprendieron de sus padres que “es delito desperdiciar la comida”.
 
Se acabó la época de los alimentos baratos
Tal como se detalla en nuestro informe, los factores subyacentes de esta nueva inflación de los precios de los alimentos son múltiples y difíciles de evaluar. Sin duda, comprenden la disminución general de las reservas mundiales de alimentos, la popularización del “inventario justo a tiempo”, el impacto del cambio climático en la agricultura y, paradójicamente, el creciente uso de la tierra para cultivos destinados a la producción de biocombustibles. También hay un creciente consenso acerca del rol que desempeña la especulación financiera en la volatilidad de los mercados de alimentos: cuando estalló la burbuja inmobiliaria de Estados Unidos, los inversores encontraron otras oportunidades más seguras en el mercado de futuros agrícolas.

Pero, al contrario de lo que se suele pensar, aparentemente, no tuvieron en cuenta el rápido crecimiento de la demanda de más y mejores alimentos de los nuevos centros neurálgicos de la economía mundial como la China y la India que siguen siendo exportadores netos de cereales. La Unión Europea, en cambio, seguía siendo la mayor importadora de semillas oleaginosas y la quinta importadora de cereales en 2007-2008.
De ahí que por todos esos motives complejos, la volatilidad haya llegado para quedarse. Al parecer, la época de los alimentos baratos se acabó.

Cuando la inseguridad alimentaria (como se le denomina en el mundo humanitario) cobra proporciones de crisis, respondemos con el pleno alcance de nuestras capacidades; en la práctica, eso implica la capacidad que nos procuran nuestros donantes. Por ejemplo, en 2010, la sequía volvió a llevar al borde de la inanición masiva a algunas regiones del Sahel africano y, en particular, a Níger, país cuya población depende en gran medida de la agricultura alimentada por la lluvia. Hicimos un llamamiento por valor de 4,4 millones de dólares para asistir a unas 400.000 personas con dinero, alimentos y semillas, pero solo recibimos poco más del 50 por ciento de esa suma.


Por su puesto, la ayuda alimentaria no es la “respuesta” a todo. Entonces, ¿qué hacer a largo plazo?
La opinión especializada se divide entre propiciar la tan necesaria inversión agrícola a los minifundistas, o bien, la agricultura a escala industrial con alto coeficiente de capital. Ambas desempeñan su papel, pero nosotros consideremos que urge hacer más para asistir a los minifundistas que suministran alimentos a la mitad del mundo y el 90 por ciento a África.
En realidad, proporcionalmente, el rendimiento de los minifundios puede ser más alto que el de aquellas explotaciones agrícolas con alto coeficiente de capital. Ahora bien, los minifundistas necesitan semillas, fertilizantes y ayuda en la comercialización. En 2002, gracias al buen tiempo y el uso de semillas y fertilizantes nuevos, en Etiopía hubo una abundante cosecha de maíz, pero eso solo redundó en un exceso que hizo bajar el precio en picada.

En nuestro informe también se afirma que ofreciendo la debida inversión a las agricultoras, ese rendimiento podría aumentar hasta un 30 por ciento.

No obstante, se informa que inversores extranjeros, respaldados por gigantescos fondos de cobertura de riesgo, en el siglo XXI se vuelven a librar batallas por África, lo que pone de relieve una dificultad de talla para el desarrollo agrícola minifundista: los derechos de la tierra.

Hace unos meses, un informe del Instituto Oakland revelaba que adquisiciones de tierras muy irregulares, […] estaban obligando a minifundistas locales a abandonar sus tierras ancestrales para dar paso a la exportación de productos básicos, entre ellos, biocombustibles y flores cortadas.

Hay que poner fin a todo eso y la comunidad internacional debe hablar con una sola voz: África necesita producir alimentos, no flores cortadas para mesas de comedor del primer mundo.

Mientras tanto, habría que prestar mayor atención al tratamiento de la desnutrición menos grave, abordando las deficiencias de micronutrientes (vitaminas). Pero en general, mientras los gobiernos, los donantes, los organismos humanitarios y la sociedad civil no aborden las cuestiones subyacentes (reconocidamente complejas) de orden tecnológico, ambiental e institucional, es probable, que la inseguridad alimentaria siga siendo un grave problema. Incluso si las cosas siguen como están, seguramente, en muchos países no se alcanzará el primer Objetivo de Desarrollo del Milenio: reducir a la mitad la proporción de personas que viven en condiciones de pobreza extrema y padecen hambre.


Quizás haya llegado la hora de examinar detenidamente qué hacer para que todos tengamos comida en nuestros platos.

Debemos liberarnos del rótulo de la fruta
En los países ricos, toda la cuestión de la procedencia de los alimentos y quienes los cultivaron es de candente actualidad y, sorpresivamente, desde hace mucho tiempo. Por ejemplo, el movimiento del comercio justo surgió en la década de 1940. También hay que tener presente la reciente controversia en torno a la fecha de caducidad, lo que se traduce por un desperdicio considerable de alimentos comestibles, y la ridícula insistencia de los supermercados en que frutas y verduras sean del mismo tamaño, la misma forma y el mismo color, táctica de comercialización que excluye a los minifundistas cuyos productos son perfectamente aceptables, pero no responden a la imagen del rótulo.

Principalmente a raíz de la crisis del precio de los alimentos de 2008, los donantes volvieron a centrar su atención en la agricultura y, por ejemplo, la mayoría levantó su total oposición a sistemas de subsidios para productos agrícolas. Los compromisos contraídos por gobiernos donantes y organizaciones multilaterales en materia de ayuda agrícola disminuyeron drásticamente, cifrándose en 3,4 por ciento de la ayuda total, pero hace poco comenzaron a repuntar. 

A la vez, muchos gobiernos donantes desligaron su ayuda alimentaria, lo que permitió utilizar mucho más las adquisiciones locales y va ganando terreno la idea de distribuir dinero en efectivo en operaciones humanitarias, en lugar de importar ayuda alimentaria o suministros de socorro fabricados en el Norte. Eso también ayudará a los minifundistas, pues estimulará la demanda y la creación de empleo en el plano local.

De más en más, las empresas privadas adhieren a la responsabilidad social corporativa (RSC), no solo para dar una buena imagen sino también porque es mejor para los negocios contribuir a crear los mercados de exportación del futuro. Uno de los múltiples ejemplos exitosos de esa responsabilidad es el del equipo que formó la multinacional Unilever con el  Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y el Servicio Nacional de Salud de Ghana para producir sal yodada a precios accesibles.

Al recorrer la entera cuestión del sistema alimentario mundial, indudablemente, es preciso detenerse en la igualdad. Si el libre juego de las fuerzas de mercado redundó en que el 15 por ciento de la humanidad padezca hambre mientras un quinto tiene sobrepeso, algo va mal. La economía existe para la gente, no al revés. Si nos proponemos corregir esa situación lamentable, hemos de encontrar medios de dominar las leyes de la oferta y la demanda, como lo hacemos con la ley de la gravedad cuando pilotamos un avión o construimos un rascacielos.

Maybe: Si nos proponemos abordar esa situación lamentable, tal vez debamos encontrar medios de regular las leyes de la oferta y la demanda, y promover una distribución más equitativa de los alimentos entre quienes tienen muy poco de comer y quienes tienen demasiado.

O Fantasma de Thomas Malths ronda

Com população global perto dos 7 bilhões, especialistas discutem se a Terra tem condições de abrigar tanta gente


Max Milliano Melo - Estado de Minas - Seção Ciência Publicação: 31/07/2011 04:00
 

Famílias recebem comida na Somália: produção mundial é suficiente para abastecer os 7 bilhões de habitantes, mas a distribuição é desigual  (Abdurashid Abdulle/AFP)
Famílias recebem comida na Somália: produção mundial é suficiente para abastecer os 7 bilhões de habitantes, mas a distribuição é desigual


Brasília – No século 18, o geógrafo britânico Thomas Malthus elaborou uma das mais conhecidas teorias sobre o crescimento populacional. Segundo sua hipótese, a capacidade da Terra de abrigar pessoas seria limitada. Ao ser atingido o limite populacional, crises de abastecimento, fome em massa, epidemias e problemas ambientais dizimariam parte da humanidade, devolvendo o equilíbrio entre o planeta e seus habitantes. Posta de lado durante décadas, a Teoria Malthusiana volta a assombrar no momento em que a população mundial está prestes a alcançar a casa dos 7 bilhões.
Segundo a Organização das Nações Unidas (ONU), a marca deve ser atingida no próximo outubro. Descobrir até onde vai esse crescimento populacional, discutir se o planeta tem mesmo uma capacidade limitada de abrigar pessoas e apontar os desafios de administrar tantas vidas são algumas das propostas de uma série de artigos publicados na edição de quinta-feira da revista científica Science.

Em diferentes momentos da história, a humanidade pareceu estar seriamente ameaçada. No fim da Idade Média, por exemplo, as condições precárias de vida nos aglomerados urbanos permitiram que a peste bubônica se espalhasse e dizimasse cerca de um terço da população europeia. Séculos depois, já nos anos 1970, a explosão demográfica asiática fez com que a China e a Índia alcançassem a marca de 1 bilhão de habitantes, levando os geógrafos a prever a falta de alimentos.

Nas duas ocasiões, a ciência mostrou-se capaz de encontrar soluções que evitaram o pior. O avanço da medicina fez com que epidemias fossem combatidas de forma mais eficiente e técnicas agrícolas conseguiram aumentar expressivamente a produção de alimentos. “Hoje, a maioria dos problemas relacionados à saúde são evitáveis, decorrentes da falta de prevenção ou de condições adequadas de vida”, diz ao Estado de Minas o subsecretário-geral da ONU e diretor- executivo do Fundo de Populações das Nações Unidas (Unfpa, na sigla em inglês), Babatunde Osotimehin.

Disponibilidade O problema é que o enfrentamento das ameaças que afligem a humanidade atualmente depende, principalmente, de decisões políticas, aponta Osotimehin, que assina o editorial da Science. “Muitas vezes, o problema não é a produção, mas sim a disponibilidade”, afirma o nigeriano. Segundo ele, a produção de alimentos atual é suficiente para suprir a necessidade de todas as pessoas, e o crescimento populacional será acompanhado de uma natural evolução nas técnicas agrícolas. “O grande desafio sempre foi lidar com a desigualdade. Hoje, algumas regiões sofrem com o excesso de alimentos, enquanto outras penam com a fome. Nas próximas décadas, se nada for feito, essa desigualdade tende a se acentuar.”

Outro ponto a ser enfrentado será a educação, uma área poucas vezes vista como relacionada ao controle populacional. “Indivíduos e comunidades com melhor nível de educação têm uma capacidade maior de identificar problemas e encontrar soluções”, analisa o pesquisador nepalês Samir Kumar, do Programa de Populações do Instituto Internacional para Análises Aplicadas (Iiasa, na sigla em inglês), com sede na Áustria. “Portanto, para resolver os problemas de 7 bilhões de pessoas, precisamos de um mundo com 7 bilhões de indivíduos com o mais alto nível educacional possível”, completa.

Entre as várias vantagens que Kumar aponta no amplo investimento em educação como forma de lidar com a superpopulação mundial, está a melhora na qualidade de vida conquistada por indivíduos que estudam mais. Além disso, do ponto de vista da saúde, famílias cujos pais puderam frequentar a escola têm menos problemas de saúde, já que eles têm melhores condições de orientar os filhos em relação a questões de higiene e hábitos saudáveis.

Planejamento familiar Além disso, a escola pode ser uma aliada importante na promoção do planejamento familiar, afirma o especialista da Iiasa. “Mesmo que o tema planejamento familiar não esteja diretamente presente nos currículos escolares, pessoas com maior grau de instrução são mais propensas a encontrar informações referentes a métodos contraceptivos”, explica.

O investimento em planejamento familiar deve mesmo ser uma das grandes prioridades de governos que queiram promover o crescimento ordenado das suas populações, acredita John Bongarrts, da organização internacional Population Council, com sede em Nova York (EUA). “Todos os anos, ocorrem 184 milhões de gestações no mundo, sendo que 40% delas não são planejadas”, informa. “Em regiões mais pobres, como na África subsaariana, as mães têm muitos filhos por acreditarem que eles serão mão de obra adicional na lavoura, quando na verdade estarão ajudando a aumentar a demanda por alimentos”, explica.

Em 1994, em um tratado da ONU, 184 países se comprometeram a priorizar políticas de planejamento familiar. “No entanto, ao longo dos anos 1990, os recursos destinados a essas ações ficaram cada vez mais escassos”, lamenta Bongarrts. “Por isso, não é demais dizer que hoje, mais do que nunca, as mulheres estão tendo o seu direito ao planejamento familiar negado.”

Se o problema é grave em regiões do continente africano, aos poucos a situação tem mudado em outras regiões em desenvolvimento, que já começam a mostrar um perfil populacional semelhante ao de países ricos. É o caso brasileiro. “No Brasil, a taxa de natalidade caiu muito rapidamente e agora é menor do que nos EUA, por exemplo”, explica o pesquisador da Universidade da Califórnia – Berkeley, Ron Lee.

De acordo com Lee, considerando apenas as taxas de nascimento, a longo prazo o Brasil pode enfrentar situação inversa da tendência mundial: a diminuição populacional. “No país, a fertilidade atual é de cerca de 1,9 nascimento por mulher, enquanto 2,1 nascimentos seria a média necessária para a substituição a longo prazo da população”, conta. “Essa é uma tendência que já se apresenta há bastante tempo nos países mais ricos e que agora se espalha por outras regiões que se desenvolveram mais tardiamente, como China e Tailândia”, pontua o especialista.


entrevista

babatunde osotimehin
subsecretário-geral da onu e diretor do unfpa

Produção alimentar é farta

O senhor acredita que o rápido crescimento
populacional deve gerar uma grande epidemia de fome no mundo?
Eu acredito que não, pois o nosso grande problema atual é na distribuição de comida. O planeta tem capacidade de produzir comida para toda a população atual e para as novas gerações. No entanto, algumas regiões ainda não têm capacidade de se abastecer sozinhas, enquanto em
outras, a produção de alimentos é farta. Assim, um dos grandes desafios que já deveriam ter sido solucionados é o estímulo a uma agricultura mais produtiva em áreas com dificuldades de abastecimento e de grande crescimento populacional e a distribuição dos alimentos ao redor do planeta.

No século 18, a chamada Teoria Malthusiana
sugeriu que a Terra tinha capacidade
limitada de abrigar pessoas. O senhor
acredita nesse “limite populacional”?
Não é possível ter uma resposta conclusiva sobre essa questão. O que acredito é que o crescimento populacional traz para nós o desafio de nos integrarmos, de nos desenvolvermos em conjunto. Com mais pessoas no planeta, será necessário otimizar nossos espaços urbanos, as áreas agricultáveis e os recursos naturais e energéticos. Assim, vejo o desafio populacional como um chamado para a humanidade aprender a viver de forma mais integrada.

E do ponto de vista ambiental? Os recursos
naturais conseguirão suportar a pressão
de 7 bilhões de pessoas?
Esse é outro desafio. Acredito que os países precisam criar cada vez mais programas que promovam desde o consumo consciente até a preservação de áreas ambientais. Creio que uma relação equilibrada com o meio ambiente deve se tornar cultural. Precisamos trabalhar com as crianças para formar gerações cientes da importância da preservação ambiental. Aliando a otimização dos recursos que já temos hoje, como terras destinadas à agricultura e a áreas urbanas, poderemos promover o crescimento sem aumento na demanda ambiental.

Que hay por detrás de los piratas de Etiopia.

Un documental exclente que muestra quienes son los principales piratas que saquean la economia de un país fragilizado por las guerras civiles y el flagelo de las hambrientos que mueren a los millares al día.
cuando comeren un pescado, no dejen de pensar en los efectos perversos que causamos a los que podrían de verdad estar utilizando estas proteínas.

No quiero aqui crear un punto de gran radicalismo, pero a penas dejar para que reflexionen sobre sus actos y las falsas propuestas de desarrollo sostenible que intentan aplicar a nosostros, sean las administraciones públicas, sean las empresas que sacan los recursos y vida de otros para ganar dinero y proyección internacioal.

Excelente trabajo de Juan Falque:La piratería en Somalia acapara los medios de comunicación, pero la
información llega, en la mayoría de los casos, fragmentada, distorsionada, manipulada.
Este documental trata de reorganizar y completar la información existente, ofreciendo un acercamiento a este conflicto, a su origen, a sus motivaciones... y sobre todo a sus consecuencias.

No solo flotas pesqueras se aprovechan de los caladeros de pesca en aguas soberanas de Somalía y los esquilman, sino que corporaciones criminales con la complicidad y el silencio de los gobiernos, destruyen el ecosistema y el medio ambiente arrojando desperdicios tóxicos y radiactivos.¿Quiénes son los piratas?.
¿Seguimos estando dispuestos a permitir que utilicen nuestros votos y nuestro dinero y ,porqué no nuestra reputación,de esta forma tan vil y mezquina?.¡Qué vergüenza!
¿Somos o no ciudadanos del mundo? Todo lo malo que pueda ocurrirle al mundo nos pasará factura tarde o temprano y sino a nosotros a nuestros hijos.
Y luego hay gente que se queja de que vengan en patera.

¿Usted cres? ¡ ¡ No faltan alimentos en el mundo!!

Cerca de un tercio de los alimentos que se producen cada año en el mundo para el consumo humano -aproximadamente 1300 millones de toneladas-, se pierden o desperdician, según advierte un estudio encargado a la FAO.

El informe Global food losses and food waste (Pérdidas y desperdicio de alimentos en el mundo) fue encargado por la FAO al Instituto sueco de Alimentos y Biotecnología (SIK) para el congreso internacional Save Food! (¡Ahorra comida!, ndr) que se celebra en Düsseldorf (Alemania) del 16 al 17 de mayo de 2011 dentro de la feria comercial sobre industria internacional del envasado Interpack2011.

Entre otras conclusiones importantes se incluyen:

· Los países industrializados y aquellos en desarrollo dilapidan más o menos la misma cantidad de alimentos: 670 y 630 millones de toneladas respectivamente.

· Cada año, los consumidores en los países ricos desperdician la misma cantidad de alimentos (222 millones de toneladas) que la totalidad de la producción alimentaria neta de África subsahariana (230 millones de toneladas).

· Las frutas y hortalizas, además de las raíces y tubérculos, son los alimentos con la tasa más alta de desaprovechamiento.

· La cantidad de alimentos que se pierde o desperdicia cada año equivale a más de la mitad de la cosecha mundial de cereales (2300 millones de toneladas en 2009/2010).

Pérdidas y desperdicio

El informe distingue entre perdidas de alimentos y desperdicio de los mismos. Las pérdidas -que pueden darse en la fase de producción, recolección, post-cosecha o procesado- son más elevadas en los países en desarrollo, debido a la precariedad de las infraestructuras, el bajo nivel tecnológico y la falta de inversiones en los sistemas de producción alimentaria.

El desperdicio de alimentos es un problema mayor en los países industrializados, en la mayoría de los casos provocado tanto por los minoristas como por los consumidores, que arrojan alimentos perfectamente comestibles a la basura. El desperdicio per cápita entre los consumidores es de 95-115 kg anuales en Europa y Norteamérica, mientras que en África subsahariana y en Asia meridional y el Sudeste asiático se tiran solamente entre 6-11 kg por persona.

La producción total de alimentos per cápita para el consumo humano se sitúa en alrededor de 900 kg anuales en los países ricos, cerca del doble con respecto a los 460 kg producidos en las regiones más pobres. En los países en desarrollo el 40 por ciento de las pérdidas ocurre en las fases de post-cosecha y procesado, mientras que en los países industrializados más del 40 por ciento de las pérdidas se da a nivel de las ventas al por menor y del consumidor.

Las pérdidas de alimentos durante la recolección y el almacenaje se traducen en la pérdida de ingresos para los pequeños campesinos y en precios más elevados para los consumidores pobres, señala el informe. Reducir estas pérdidas podría significar por tanto "un impacto inmediato y significativo" en los medios de subsistencia y la seguridad alimentaria.

Desaprovechar recursos

La pérdida y el desperdicio suponen también desaprovechar importantes recursos, incluyendo agua, tierras, energía, mano de obra y capital, junto a la producción innecesaria de gases de efecto invernadero, contribuyendo así al calentamiento global y al cambio climático.

El informe ofrece diversas sugerencias prácticas sobre cómo reducir pérdidas y desperdicio.

En los países en desarrollo, el problema es básicamente el uso de técnicas de recolección inadecuadas, una gestión y logística post-cosecha precarias y la ausencia de infraestructuras, procesado y empaquetado adecuados. A ello se añade la falta de información para la comercialización, que permitiría una mejor adaptación de la producción a la demanda.

Se aconseja por lo tanto fortalecer la cadena del suministro alimentario, apoyando a los pequeños campesinos para que enlacen directamente con los compradores. Los sectores público y privado deberían también invertir más en infraestructura, transporte, procesado y empaquetado.

En los países de ingresos medios y altos, las pérdidas y desperdicios proceden en su mayor parte del comportamiento del consumidor, pero también de la falta de comunicación entre los diferentes actores de la cadena de abastecimiento.

La apariencia adquiere demasiada importancia

A nivel de la venta al detalle también se desperdician grandes cantidades de alimentos debido a las normas de calidad que dan excesiva importancia a la apariencia. Las encuestas indican que los consumidores están dispuestos a comprar productos que no cumplan las exigencias de apariencia siempre que sean inocuos y tengan buen sabor. De esta forma, los consumidores tienen la facultad de influenciar en los estándares de calidad y deberían hacerlo, según el informe.

Otra sugerencia es vender los productos agrícolas a los consumidores de forma más directa, sin tener que cumplir las normas de calidad de los supermercados. Ellos se podría conseguir a través de la venta en mercados de los campesinos y en las granjas.

Debe encontrarse un uso apropiado para alimentos que de otra forma se desecharían. Las organizaciones comerciales y de beneficencia pueden trabajar con los minoristas para recoger o utilizar productos que destinados a la basura pero que todavía son adecuados en términos de inocuidad, sabor y valor nutritivo.

Cambiar la actitud del consumidor

A los consumidores en los países ricos se les anima con frecuencia a comprar más alimentos de los que necesitan. Las promociones del tipo "Compre tres y pague dos" son un ejemplo, y otro sería las comidas preparadas excesivamente copiosas producidas por la industria alimentaria. Con frecuencia los restaurantes ofrecen buffets que por un precio fijo alientan a los clientes a llenarse el plato de comida.

El informe explica que en líneas generales, los consumidores no consiguen planificar de forma adecuada sus compras de alimentos. Ello significa que a menudo se deshacen de alimentos cuando se pasa la fecha indicada para "consumir preferentemente antes de".

La educación en las escuelas y las iniciativas políticas son posibles puntos de partida para cambiar la actitud de los consumidores, según sugiere el estudio. Los consumidores de los países ricos deberían aprender que tirar los alimentos innecesariamente es algo inaceptable.

También habría que concienciarles de que a causa de la disponibilidad limitada de recursos naturales, resulta más eficaz reducir las pérdidas de alimentos que incrementar la producción para alimentar a la creciente población mundial.

En un informe aparte dedicado al envasado de alimentos en los países en desarrollo y que se elaboró igualmente para el congreso Save Food! se apunta que el envasado adecuado es un factor clave que influye en las pérdidas ocurridas en casi todos los niveles de la cadena alimentaria.



texto sacado del portal: www.ecoportal.net

Lectura FAO - www.fao.org

1. What is the overall fishery production? *


  • 1.1 How much is being fished?
  • 1.2 How much is being fished in the world’s oceans and seas?
  • 1.3 What is the trend in open ocean catches?
  • 1.4 How much is being fished in inland waters?
  • 1.5 How much is produced by aquaculture?
The source document for this Digest states:
Capture fisheries and aquaculture supplied the world with about 110 million tonnes of food fish in 2006 (all data presented are subject to rounding), providing an apparent per capita supply of 16.7 kg (live weight equivalent), which is among the highest on record (Table 1 and Figure 1). Of this total, aquaculture accounted for 47 percent. Outside China, per capita supply has shown a modest growth rate of about 0.5 percent per year since 1992 (following a decline from 1987), as growth in supply from aquaculture more than offset the effects of static capture fishery production and a rising population (Table 2 and Figure 2). In 2006, per capita food fish supply was estimated at 13.6 kg if data for China are excluded. Overall, fish provided more than 2.9 billion people with at least 15 percent of their average per capita animal protein intake. The share of fish proteins in total world animal protein supplies grew from 14.9 percent in 1992 to a peak of 16.0 percent in 1996, declining to about 15.3 percent in 2005. Notwithstanding the relatively low fish consumption by weight in low-income food-deficit countries (LIFDCs) of 13.8 kg per capita in 2005, the contribution of fish to total animal protein intake was significant – at 18.5 percent – and is probably higher than indicated by official statistics in view of the under-recorded contribution of small- scale and subsistence fisheries.

China remains by far the largest producer, with reported fisheries production of 51.5 million tonnes in 2006 (17.1 and 34.4 million tonnes from capture fisheries and aquaculture, respectively), providing an estimated domestic food supply of 29.4 kg per capita as well as production for export and non-food purposes. However, there are continued indications that capture fisheries and aquaculture production statistics for China may be too high, as noted in previous issues of The State of World Fisheries and Aquaculture,1 and that this problem has existed since the early 1990s. Because of the importance of China and the uncertainty about its production statistics, as in previous issues of this report, China is generally discussed separately from the rest of the world. In 2008, China indicated that it was working to revise its fishery and aquaculture production statistics downwards based on the outcome of the National Agricultural Census of 2006, which included for the first time questions relating to fisheries and aquaculture, as well as fishery surveys. Revised statistics for a period of years are expected to be made available by 2009 and to be reflected subsequently in FAO statistics and in future issues of The State of World Fisheries and Aquaculture.
In 2008, China reported a downward revision of total fishery and aquaculture production for 2006 of more than 10 percent, corresponding to a reduction of more than 2 million tonnes in capture production and more than 3 million tonnes in aquaculture production. Preliminary estimates for 2007 based on reporting by some major fishing countries indicate that world fishery production excluding China is 96 million tonnes, representing approximately a 3 percent increase for capture production and a 7 percent increase for aquaculture production compared with 2006.
Global capture fisheries production in 2006 was about 92 million tonnes, with an estimated first-sale value of US$91.2 billion, comprising about 82 million tonnes from marine waters and a record 10 million tonnes from inland waters (Table 1 and Figure 3). China, Peru and the United States of America remained the top producing countries. World capture fisheries production has been relatively stable in the past decade with the exception of marked fluctuations driven by catches of anchoveta – a species extremely susceptible to oceanographic conditions determined by the El Niño Southern Oscillation – in the Southeast Pacific (Figure 3). Fluctuations in other species and regions tend to compensate for each other to a large extent. China remains by far the global leader with more than 17 million tonnes in 2006. Asian countries accounted for 52 percent of the global capture production. Overall catches in the Western Central Pacific and in the Western Indian Ocean continued to increase, whereas capture production decreased in both the Western and Eastern Central areas of the Atlantic Ocean. In the Eastern Indian Ocean, total catches in 2006 returned to growth after the decrease in 2005 caused by the destructive effects of the tsunami of December 2004. Catches from inland waters, almost two-thirds of which were taken in Asia in 2006, have shown a slowly but steadily increasing trend since 1950, owing in part to stock enhancement practices and possibly also to improved reporting.
Aquaculture continues to be the fastest growing animal food-producing sector and to outpace population growth, with per capita supply from aquaculture increasing from 0.7 kg in 1970 to 7.8 kg in 2006, an average annual growth rate of 6.9 percent. It is set to overtake capture fisheries as a source of food fish. From a production of less than 1 million tonnes per year in the early 1950s, production in 2006 was reported to be 51.7 million tonnes with a value of US$78.8 billion, representing an annual growth rate of nearly 7 percent. World aquaculture is heavily dominated by the Asia–Pacific region, which accounts for 89 percent of production in terms of quantity and 77 percent in terms of value. This dominance is mainly due to China’s enormous production, which accounts for 67 percent of global production in terms of quantity and 49 percent of global value. China produces 77 percent of all carps (cyprinids) and 82 percent of the global supply of oysters (ostreids). The Asia–Pacific region accounts for 98 percent of carp, 95 percent of oyster production, and 88 percent of shrimps and prawns (penaeids). Norway and Chile are the world’s two leading producers of cultured salmons (salmonids), accounting for 33 and 31 percent, respectively, of world production. Aquatic plant production by aquaculture in 2006 was 15.1 million tonnes. The culture of aquatic plants has increased consistently, with an average annual growth rate of 8 percent since 1970. In 2006, it contributed 93 percent of the world’s total supply of aquatic plants, or 15.1 million tonnes (US$7.2 billion), some 72 percent of which was produced by China. However, growth rates for aquaculture production are slowing, partly owing to public concerns about aquaculture practices and fish quality. Genetically modified organisms (GMOs) remain a controversial issue. In response to these concerns, integrated multitrophic aquaculture (which promotes economic and environmental sustainability) and organic aquaculture are on the rise.
Fisheries and aquaculture, directly or indirectly, play an essential role in the livelihoods of millions of people around the world. In 2006, an estimated 43.5 million people were directly engaged, part time or full time, in primary production of fish either in capture from the wild or in aquaculture, and a further 4 million people were engaged on an occasional basis (2.5 million of these in India). In the last three decades, employment in the primary fisheries and aquaculture sector has grown faster than the world’s population and employment in traditional agriculture. Eighty- six percent of fishers and fish farmers worldwide live in Asia, with China having the greatest numbers (8.1 million fishers and 4.5 million fish farmers). In 2006, other countries with a significant number of fishers and fish farmers were India, Indonesia, the Philippines and Viet Nam. Most fishers and fish farmers are small-scale, artisanal fishers, operating on coastal and inland fishery resources. Currently, fleet-size reduction programmes in China and other countries, aimed at tackling overfishing, are reducing the number of full-time and part-time fishers. Globally, the number of people engaged in capture fisheries declined by 12 percent in the period 2001–06. On the other hand, in recent decades, major increases in the total number have come from the development of aquaculture activities. In 2006, the estimated number of fish farmers was nearly 9 million people, with 94 percent operating in Asia. For each person employed in the primary sector, it has been estimated that there could be four employed in the secondary sector (including fish processing, marketing and service industries), indicating employment of about 170 million in the whole industry. Taking account of dependants, about 520 million people could be dependent on the sector, or nearly 8 percent of the world population.
The number of fishing vessels powered by engines is estimated to have been about 2.1 million in 2006, of which almost 70 percent were concentrated in Asia. Of the remaining vessels, most were accounted for by Africa, followed by Europe, the Near East, Latin America and the Caribbean. As almost 90 percent of motorized fishing vessels in the world are less than 12 metres long, such vessels dominate everywhere, particularly in Africa, Asia and the Near East. The fishing fleets in the Pacific region, Oceania, Europe and North America tend to consist of vessels that, on average, are slightly larger. This characteristic is confirmed by the distribution of industrialized fleets (vessels of more than 100 gross tonnage [GT], roughly more than 24 m long, extracted from Lloyds Fairplay database), which shows them as rather evenly distributed among Asia, Europe, Latin America and the Caribbean, and North America. Correspondingly, there is a higher proportion of vessels of more than 100 GT in the Europe, North America and Latin America and Caribbean regions than in the Africa and Asia regions. Fleet reduction schemes have had mixed success. The numbers of both fishing vessels and fish carriers have stayed around the same level in the last ten years. While the size of the fishing fleet has declined slightly in terms of gross tonnage, the fleet of fish carriers in 2006 was less than half that of 1990, as recently built fish carriers have been much smaller than their predecessors. Moreover, scrapped vessels have on the whole been much larger than those built to replace them.
An overall review of the state of marine fishery resources confirms that the proportions of overexploited, depleted and recovering stocks have remained relatively stable in the last 10–15 years, after the noticeable increasing trends observed in the 1970s and 1980s with the expansion of fishing effort. In 2007, about 28 percent of stocks were either overexploited (19 percent), depleted (8 percent) or recovering from depletion (1 percent) and thus yielding less than their maximum potential owing to excess fishing pressure. A further 52 percent of stocks were fully exploited and, therefore, producing catches that were at or close to their maximum sustainable limits with no room for further expansion. Only about 20 percent of stocks were moderately exploited or underexploited with perhaps a possibility of producing more. Most of the stocks of the top ten species, which together account for about 30 percent of world marine capture fisheries production in terms of quantity, are fully exploited or overexploited. The areas showing the highest proportions of fully-exploited stocks are the Northeast Atlantic, the Western Indian Ocean and the Northwest Pacific. Overall, 80 percent of the world fish stocks for which assessment information is available are reported as fully exploited or overexploited and, thus, requiring effective and precautionary management. As stated before in The State of World Fisheries and Aquaculture, the maximum wild capture fisheries potential from the world’s oceans has probably been reached, and a more closely controlled approach to fisheries management is required, particularly for some highly migratory, straddling and other fishery resources that are exploited solely or partially in the high seas.
Accounting for more than 10 million tonnes in 2006, inland fisheries contributed 11 percent of global capture fisheries production, and landings from inland waters remain essential and irreplaceable elements in the diets of both rural and urban people in many parts of the world, especially in developing countries. Although global landings from inland fisheries have grown continuously, there are few examples of collapsing fisheries, and a number of fish stocks, especially in Latin America, remain lightly exploited. Thus, adopting a precautionary approach, the fisheries could be developed further.
Results from five case studies of river and lake fisheries show that inland fisheries are highly complex and that, where ecosystem processes remain largely undisturbed, stock dynamics are basically controlled by environmental processes and factors external to the fisheries, such as natural fluctuations in climate, flood patterns, and variations in nutrient inputs (whether natural or resulting from pollution). However, anthropogenic ecosystem impacts in the form of species introductions, pollution, habitat fragmentation and changes in the flood cycle can reduce the resilience of fish stocks to fishing pressure. Inland fisheries management requires an ecosystem approach, particularly in the catchment areas of large lake and river systems. The values and benefits of inland fisheries can be increased if such fisheries are protected through more effective governance and management.
In 2006, more than 110 million tonnes (77 percent) of world fish production was used for direct human consumption. Almost all of the remaining 33 million tonnes was destined for non-food products, in particular the manufacture of fishmeal and fish oil. In 2006, 48.5 percent of the fish destined for human consumption was in live and fresh form, which is often the most preferred and highly priced product form. Fifty-four percent (77 million tonnes) of the world’s fish production underwent some form of processing. Seventy-four percent (57 million tonnes) of this processed fish was used for manufacturing products for direct human consumption in frozen, cured and prepared or preserved form, and the rest for non-food uses. Freezing is the main method of processing fish for food use, accounting for 50 percent of total processed fish for human consumption in 2006, followed by prepared and preserved (29 percent) and cured fish (21 percent). The utilization and processing of fish production have diversified significantly in the last two decades, particularly into high-value fresh and processed products, fuelled by changing consumer tastes and advances in technology, packaging, logistics and transport. The quantity of fish used as raw material for fishmeal in 2006 was about 20.2 million tonnes, representing a 14 percent decrease compared with 2005, and still well below the peak level of more than 30 million tonnes recorded in 1994. Another emerging application of fish, crustaceans and other marine organisms is as a source of bioactive molecules for the pharmaceutical industry.
Fish and fishery products are highly traded, with more than 37 percent (live weight equivalent) of total production entering international trade as various food and feed products. World exports of fish and fishery products reached US$85.9 billion in 2006.
In real terms (adjusted for inflation), exports of fish and fishery products increased by 32.1 percent in the period 2000–06. Exports of fish for human consumption have increased by 57 percent since 1996. Available data for 2007 indicate further strong growth to reach about US$92 billion. Although some weakening in demand was registered in late 2007 and early 2008, as turmoil from the financial sector started to affect consumer confidence in major markets, the long-term trend for the trade in fish is positive, with a rising share of both developed and developing country production arriving in international markets. Prices of fishery products followed the general upward trend of all food prices in the course of 2007 and early 2008. This is the first time in decades that real prices of fish have increased. China further consolidated its position as the leading fish exporter with exports amounting to US$9.0 billion in 2006 and US$9.3 billion in 2007. China’s fishery exports have increased remarkably since the early 1990s owing to its growing fishery production, as well as the expansion of its fish-processing industry. China has also experienced a significant increase in its fishery imports in the past decade. In 2006, it was the sixth-largest importer with US$4.1 billion in fishery imports. In 2007, this figure rose to US$4.5 billion, partly owing to imports of raw material for processing and re-export. The fishery net exports of developing countries (i.e. the total value of their exports less the total value of their imports) continue to be of vital importance to the economies of many fish-exporting developing countries. They have increased significantly in recent decades, growing from US$1.8 billion in 1976 to US$24.6 billion in 2006. The contribution of farmed products to international trade has grown considerably, with export growth rates for species such as catfish and tilapia now exceeding 50 percent per year. These species are entering new markets where, only a few years ago, they were practically unknown. This highlights the potential for further growth in the production, trade and consumption of species and products that respond to the consumers’ needs for moderately-priced white-meat fillets.
Preliminary estimates for 2006 indicate a slight increase of global per capita fish supply, to about 16.7 kg, after 16.4 kg in 2005. World apparent per capita fish consumption has been steadily increasing from an average of 9.9 kg in the 1960s, 11.5 kg in the 1970s, 12.5 kg in the 1980s, 14.4 kg in the 1990s, reaching 16.4 kg in 2005. However, this increase has not been evenly distributed across regions and it has mainly been due to increased apparent consumption in China, for which there is an impending revision of production statistics. In the last three decades, the per capita fish supply has remained almost static in sub-Saharan Africa (SSA) but has risen dramatically in China and in the Near East/North Africa region. It is estimated that fish provides at least 50 percent of total animal protein intake in some small island developing states, as well as in Bangladesh, Cambodia, Equatorial Guinea, French Guiana, the Gambia, Ghana, Indonesia and Sierra Leone. The contribution of fish proteins to total world animal protein supplies rose from 13.7 percent in 1961 to a peak of 16.0 percent in 1996, before declining somewhat to 15.3 percent in 2005. Corresponding figures for the world, excluding China, show an increase from 12.9 percent in 1961 to 15.4 percent in 1989, slightly declining since then to 14.7 percent in 2005. Whereas fish provided about 7.6 percent of animal protein in North and Central America and more than 11 percent in Europe, in Africa it supplied around 19 percent, in Asia nearly 21 percent and in the LIFDCs including China about 19 percent.
Fisheries management poses challenges for all countries, especially those that are capacity poor. In some countries, improvements in resource management are proceeding hand-in-hand with public-sector reform and measures to promote better governance. These outcomes are increasingly being incentive-linked to the provision of development assistance. A key fisheries management issue is the lack of progress with the reduction of fishing capacity and related harmful subsidies. The 2007 session of the FAO Committee on Fisheries (COFI) referred to the lack of progress in this area and the need to match fishing capacity with sustainable harvesting levels. The United Nations General Assembly Resolution 62/177 in 2007 deplored the fact that fish stocks in many parts of the world are overfished or subject to sparsely regulated fishing effort. The relationship between excess capacity and illegal, unregulated and unreported (IUU) fishing was also highlighted in COFI, the United Nations General Assembly and regional fora. There was only limited progress in the implementation of measures inter alia to mainstream the precautionary and ecosystem approaches to fisheries, eliminate bycatch and discards, regulate bottom-trawl fisheries, manage shark fisheries, and deal with IUU fishing in a comprehensive manner. A sharp focus on capacity building for fisheries management is a priority both for developing and developed countries. A further and important reason to promote capacity building occurs where regional cooperation and collaboration underpin the implementation of agreements. Regional fisheries management organizations (RFMOs), the cornerstones of international fisheries governance, are struggling to fulfil their mandates despite concerted efforts to improve their performance. This situation results partly from the frameworks within which they operate and partly from an apparent lack of political will by members to implement decisions in a timely manner. In an effort to improve their effectiveness, many RFMOs are implementing performance reviews. Steps have been taken, or are being taken, to establish new RFMOs where none existed previously. Once these are established, nearly all of the world’s major fish stocks will be covered by RFMOs, the major exception being straddling stocks in the Southwest Atlantic Ocean. International cooperation is strengthened and many problems resolved through consultation and the timely exchange of information. For RFMOs, such exchanges are critical in dealing with common issues such as IUU fishing and the harmonization of data formats. FAO and non-FAO regional fishery bodies (RFBs) have met biennially since 1999 to consider matters of common concern and to learn how different bodies handle and resolve similar problems. These meetings marked a watershed in cooperation among RFBs. In 2007, the nature and scope of cooperation was taken a step further with the First Meeting of Regional Fishery Body Secretariats Network. The international dimension of aquaculture governance is gradually gaining ground.
There is an extensive array of international agreements, standards and procedures already in place for various aspects of aquaculture and its value chain elsewhere. Compliance with some of these agreements, standards and procedures is mandatory, and recognized competent authorities are empowered to verify compliance. New disciplines governing the use of subsidies in the fisheries sector are being negotiated in the World Trade Organization (WTO), and much progress has been achieved since the negotiations were launched.
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*Autor: Green Facts